jueves, 16 de junio de 2011

CONTAMINACIÓN POR LEÑA.


No queda más opción que restringir el uso de leña de manera absoluta, pues, aparte de contaminar, también deforesta.
A nadie le gusta prohibir. Por ello, lo usual es que en materia de contaminantes se establezcan límites para que las diferentes actividades puedan seguir realizándo
se, pero contaminando menos. De ahí que ahora contemos con vehículos con sello verde y con industrias más limpias.
Pero en el caso de la leña no queda otra; la única opción es prohibir su uso, al menos en lugares como Santiago, donde es posible y necesario. Tal vez en las ciudades del sur, o incluso en las zonas rurales de la Región Metropolitana, antes sea necesario promover la conversión a otras fuentes de calor. Pero en la capital, donde sólo 8% de los hogares usa leña (y un 71% de ellos es del sector ABC1), es perfectamente posible exigir que se reemplace dicha fuente de calefacción. También se usa en sectores de escasos recursos, en braseros que ya están prohibidos, por lo que una proscripción de la leña no debería afectarlos.
Si bien el aporte anual de las emisiones provocadas por la leña es 19% del total, éstas se concentran en los meses de invierno. Tanto es así, que durante episodios críticos se ha medido hasta un 46% del material particulado respirable causado por la combustión a leña, y un porcentaje aun mayor en la fracción más fina, PM 2.5.
La norma de emisión que entrará en vigencia en 2012 en Santiago obliga a los fabricantes de estufas a reducir sus emisiones a 2,5 g/h, ya que en la actualidad estas operan entre 10 y 80 g/h. Para poner esa cifra en perspectiva, una estufa en un día contamina lo mismo que 1.500 autos si se usa leña seca, y 12.000 autos con leña húmeda. Las "estufas ecológicas" que cumplen la norma 2012 equivalen a 375 autos. Cabe preguntarse qué fundamentos existen para llamarlas ecológicas y qué capacidad tiene realmente el Estado para fiscalizar estas chimeneas, distinguiendo hogar por hogar cuáles pueden operar y cuáles no.
El hollín ya en el siglo XVIII fue identificado por Percival Pott como causante del cáncer. La norma de emisión 2012 permitirá reducir las emisiones por leña, pero si su uso aumentara y todos los hogares instalaran la chimenea más ecológica del mercado, aun así las emisiones de la calefacción residencial crecerían en 234%, en circunstancias que necesitamos reducir las emisiones de Santiago en 60% para poder cumplir con las recomendaciones de material particulado de la OMS.
Por eso, no queda más que restringir el uso de leña de manera absoluta. Aparte de contaminar, también deforesta. Esto es particularmente dañino, pues cada vez que llueve las calles quedan con tierra proveniente de la erosionada precordillera. Una vez seca, la tierra vuelve a ensuciar el aire.
Es necesario implementar medidas de fondo. Medidas claras y factibles, que rijan durante todo el año y que sean costoefectivas como la prohibición de uso de leña, que de acuerdo al Dictuc genera 47 veces más beneficios que costos. Ya el transporte y las empresas han realizado un esfuerzo importante, y deberán seguir avanzando. Es hora de que los sectores residenciales también hagan un esfuerzo y que piensen en los demás cuando decidan qué calefacción utilizar en sus casas.


 Fuente: La Tercera/- 16/06/2011